Hoy, queremos reflexionar sobre el bienestar laboral y las diversas tendencias y prácticas que las empresas pueden implementar para mejorar la felicidad y, por ende, productividad de sus colaboradores.
En la actualidad, el concepto de la “semana laboral de 40 horas” y la cultura laboral moderna no son tan modernos como podríamos creer. Se originaron hace casi 100 años durante la revolución industrial, cuando la alta demanda de producción llevó a los empleadores a centrarse en la productividad. Henry Ford es a menudo recordado por instituir la semana laboral de cinco días y 40 horas en 1922, buscando optimizar el rendimiento de sus trabajadores. A lo largo del siglo pasado, estas prácticas han perdurado y, a pesar de los avances en todas las industrias, la investigación muestra que el bienestar laboral está en declive.
Estudios recientes advierten sobre una crisis de agotamiento. Con la escasez de talento, las crecientes demandas laborales y los niveles de estrés elevados, enfrentamos una verdadera crisis de bienestar. El cambio hacia el trabajo remoto y la conexión constante han mejorado la conveniencia, pero desconectarse después del trabajo sigue siendo desafiante.
A pesar de la multiplicidad de plataformas e iniciativas, la falta de conciencia y la resistencia al cambio cultural son obstáculos comunes y poner el foco en el bienestar sigue sin ser una prioridad para las organizaciones.
Si bien algunas empresas cuestionan el valor del bienestar en tiempos económicos desafiantes, este fortalece y hace más resilientes a los empleados. Recién estamos saliendo de la sombra de un paradigma laboral que consideraba improductivo todo tiempo que no se le dedicara al trabajo per se.
Algunas sugerencias para empezar a marcar la diferencia y priorizar la productividad sostenible y el bienestar laboral:
#1 Impulsar el rendimiento con foco en el cuidado de la salud mental
Lo primero es reconocer que la salud mental es fundamental para el bienestar general de nuestros empleados. Lo segundo es implementar programas de apoyo emocional, acceso a asesoramiento profesional y flexibilidad en los horarios de trabajo para garantizar que cada miembro del equipo se sienta respaldado y cuidado.
Fomentar una cultura abierta que destigmatiza y hablar sobre la salud mental ha sido clave para construir un ambiente en el que todos se sientan cómodos buscando ayuda cuando la necesiten.
#2 Entornos de trabajo saludables
La ergonomía y el diseño de nuestros espacios de trabajo han sido reconsiderados para garantizar un entorno físico que promueva la salud y el bienestar. Desde escritorios ajustables hasta áreas de descanso pensadas para la relajación, cada detalle debe ser cuidadosamente planificado para crear un espacio que respalde la productividad y la comodidad.
#3 Flexibilidad y trabajo remoto
La pandemia nos enseñó la importancia de la flexibilidad en el trabajo. Es vital adoptar un enfoque más equilibrado entre el trabajo presencial y remoto. Según informes recientes, permitir a los colaboradores elegir dónde y cómo trabajar resulta en una mejora significativa en la satisfacción laboral y la eficiencia.
#4 Programas de desarrollo Personal y profesional
Entendemos que el bienestar laboral no se trata solo de la ausencia de estrés, sino también del crecimiento personal y profesional. Es clave implementar programas de capacitación y desarrollo que permitan a los empleados ampliar sus habilidades y perseguir sus metas dentro de la empresa.
#5 Cuidado del cuerpo y la nutrición
El bienestar integral abarca la salud física, y para apoyar esto, es importante introducir programas de salud física y nutrición. Clases de yoga, gimnasio en el lugar y opciones de comidas saludables son solo algunas de las iniciativas que se pueden implementar para fomentar un estilo de vida equilibrado.